El pasado 14 de diciembre de 2019 entraron en vigor las nuevas normas armonizadas en la UE para prevenir, eliminar o reducir el nivel de riesgo para los seres humanos, los animales y las plantas, a lo largo de la cadena agroalimentaria. Estos controles oficiales, realizados por las autoridades competentes de cada Estado miembro, sirven para comprobar si estas normas se aplican correctamente.
Las empresas y las autoridades se benefician de la reducción de las cargas administrativas, de la mayor eficacia de los procesos y del refuerzo de los controles. Los consumidores se benefician de una mayor transparencia sobre la forma en que se realizan los controles para garantizar la seguridad alimentaria y unos niveles elevados de sanidad vegetal, salud y bienestar animal. Sus intereses económicos se protegen mediante normas reforzadas para evitar el fraude.